Yo había planeado solo unos días en este país. No esperaba encontrar mucho muy interesante. Pero con el tiempo me sorprendió gratamente. ¡Que lastima no haber estado más tiempo! Paisajes, cocina (me vuelvo obsesivo!), la gente, todo me encantó. El clima un poco menos. Se siente como un invernadero para que el calor y la humedad son opresivos.
Vamos a hablar un poco sobre la carretera Panamericana. Dada la forma del país, es difícil no cruzarla en Panamá. Para ser honesto, aparte de unas pocas decenas de kilómetros en la frontera entre Chiapas y Guatemala, se lo llevó en autobús desde la Ciudad de México a la Ciudad de Panamá. Usted verá algunas fotos de la carretera que conecta a casi continuamente del norte de Alaska hasta Tierra del Fuego en Argentina. Aunque en algunos lugares es una carretera real, a veces parece un camino sencillo cruzando la selva. Cualquiera que sea su forma, todavía hay grandes semirremolques que circulan a una velocidad vertiginosa.
Después de pasar un día en las montañas del oeste y dos días en la costa sur, con Kati (una Húngara de Rumanía que vive en Irlanda y con quien viajaba en Panamá), tomamos el camino de la ciudad de Panamá. En la entrada sur del canal del mismo nombre, la ciudad se extiende horizontalmente sino también verticalmente. Eso paisaje urbano fue bastante raro desde San Francisco que tengo que señalarlo. A lo lejos, en la bahía, vemos cargueros que esperan pacientemente su entrada en el canal.
El canal precisamente! Bueno, admito que yo estaba tan entusiasmado como un niño en el arenero a jugar con un juguete nuevo (pensamientos de cariño para mi sobrino!). Yo estaba emocionado inicialmente: cruzando el canal en el Puente de las Américas significaba ir de Norte a Sur América. Empiezo la segunda parte de mi viaje. Un momento simbólico que no pensé demasiado importante al principio.
Pues, nada mejor que tomar el tren a lo largo del canal para entender mejor cómo funciona. Básicamente, dos juegos de esclusas, uno al sur, cerca de la ciudad de Panamá, una en el norte, cerca de Colón, un canal y un lago artificial entre los dos. Y en los lados, de vez en cuando una presa para evitar que el agua se escape de otro modo que por las esclusas, y otra sólo para volver a llenar el lago, que libera toneladas de agua cada vez que un barco pasa por las cerraduras.
Finalmente llegué a las esclusas del norte, las de Gatún. Allí habría probablemente me visto atónitos por esos buques portacontenedores enormes remolcados por locomotoras pequeñas a lo largo de no menos enormes cuencas comunicantes entre las esclusas. Todo está calibrado al milímetro. Ballet de locomotoras y lento desfile de barcos: es fascinante! Cruzando un conjunto de esclusas toma una hora para un barco, cruzando el canal en su conjunto, alrededor de diez (excluyendo congestión en horas punta!). Y, además, por último, vemos la obra de construcción faraónica de las nuevas esclusas, más grandes que los actuales. Dentro de dos años, permiten el paso de buques más grandes. Por el momento, el sitio es una enorme zanja en el suelo arcilloso.
Y ahora aquí están las fotos y más abajo, un video.
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